jueves, 17 de mayo de 2007

Saab 93: es lo que parece

Tengo la inmensa suerte de tener un supermercado Carrefour a cinco minutos a pie de mi apartamento parisino. Y digo inmensa suerte porque, en un país en el que se cena a las 8, tener algo grande y con variedad abierto hasta las 10 de la noche es maravilloso. Gracias a este supermercado he logrado mantener un ritmo de vida más bien peninsular, frente a la europeización horaria que me rodea.

Bueno, un Carrefour más… Falso. Acostumbro a hacer la compra grande en el del centro comercial de Athis-Mons, pegado a las pistas del aeropuerto de Orly, junto a un pequeño museo privado que expone un aparato Concorde. El motivo no es otro que ir en coche hasta allí, cargarlo bien (dentro de lo posible, claro), ver el avión y lamentarme de no haberlo cogido en su momento, darme una vuelta, etc… Quizá ir en coche al Carrefour de Auteuil (mi Carrefour) sea excesivo, más que nada porque tardo más en ir al parking que en caminar hasta el súper, y luego en mi calle sencillamente no hay quien aparque.














Es tremendo, lo tienen ahí aparcado como quien dice.

De lo que me he dado cuenta, además de que tengo un icono del Messenger para indicar que voy al Carr…. a hacer la compra, es de que los productos que venden no son los mismos. Mi supermercado de Auteuil tiene mucha más variedad en productos tontos de compra compulsiva, y el de Athis-Mons es más bien familiar, de comprar a mogollón 47 cajas de spaghetti, 34 kilos de arroz, siete palés de agua Vittel, y esas cajas de cereales de dos kilos que no caben en ninguna despensa, pero que deben de ser las únicas capaces de soportar una semana escolar cuando se tienen hijos teens. Mi Carrefour, como recibe clientela clasificable en millonetis pijas sin nada que hacer, domésticas con lista de compra exacta dada por la mamá ejecutiva, jubilados varios, empleados de embajadas, solteros del barrio siempre con prisa, y ejemplares diversos en porcentajes minoritarios, se ha especializado en la compra tonta y pequeña, el producto caro y bueno, la buena pescadería, unos donuts deliciosos y engordantes, y mucha variedad de marcas para elegir. Una gozada. Y ojo, en Navidad montan un stand de caviar bastante bien surtido.

Si los Carrefour vendiesen coches, en el de Athis-Mons uno podría comprarse un Citroën (pero no un C6), o un Renault (pero no un Vel Satis V6 blindado), o un Skoda, o incluso algún Volkswagen. O por qué no, un Dacia, un Aixam o un Opel Omega, si todavía lo vendiesen. El de Auteuil quizá vendiese algún Renault, como marca blanca, pero también te propondría BMW (serie 3, tampoco nos pasemos, que hablamos de un Carrefour y no del Club del Gourmet versión De Luxe), Mercedes, Audi, Lexus, Alfa Romeo… y esa marca rara que, como las extrañas marcas italianas de pasta o ciertas mermeladas inglesas ahí escondidas, se ve a menudo, pero rara vez la gente se fija en ella y más rara vez se la compra. Y sin embargo, luego en casa uno se da cuenta de que será un producto raro, ¡pero bien bueno que es! Sí, hablo de Saab.
















A mí me parece un coche muy bonito. ¿Por qué no le hacen fotos que le hagan justicia?

Las Navidades pasadas, de vacaciones en España, tuve un Saab 93 1.9TiD 150cv de alquiler. Bueno, pongo esa denominación desconociendo totalmente qué modelo real era, guiado por cierta web que da muchos datos. Sí sé que tenía el segundo acabado más alto de la gama, para bien, y que era un diesel de 150 caballos. Lo alquilamos dado que pasamos de ser dos en la familia, a ser cuatro en las necesidades de transporte común, siendo uno de los nuevos incorporados un portorriqueño de tamaño considerable. El pequeño descapotable 2+2 de mi madre se hacía, pues, inviable.

Pocos coches, tras probarlos en un uso diario, me dejan la sensación de “éste sí me gustaría para mí…”. El Saab 93 ha sido uno de ellos. Realmente es un coche de categoría, que apunta al trío calavera de siempre (Serie 3, A4, Clase C), junto con el Lexus IS. Y no lo digo por su carrocería, que personalmente encuentro muy atractiva. Tampoco lo digo por sus motorizaciones, que aunque desconozco sé que tiene un V6 Turbo con una pinta acojonante. No, no lo digo por sus acabados, que me parecieron a un nivel muy alto (sirva de ejemplo la botonera del volante, sencillamente mejor que la del Porsche Cayman). Y no, tampoco lo digo por sus excelentísimos asientos, que me asombraron de tal forma que sigo sin entender cómo algo puede ser tan cómodo en viajes cortos, viajes largos, ciudad, curvas, rectas, siendo a la vez bonitos y, con la tapicería de cuero que montaba “mi” coche, acogedores en grado máximo (pese al color frío y grisaceo). Les diré por qué considero que es un coche “superior”: por la sensación global. Vale, es tracción delantera (probablemente el único pero que le pongo, puestos a decir algo), y sin entrar a valorar la horribilitud mecánica que para mí supone un motor de gasoil (aunque en este Saab está muy bien aislado), el coche te deja una sensación que se resume en una frase: “Oye, qué bien se va en este Saab!”, que no parábamos de decirnos todos cuantos en él viajábamos.














El interior es así, de verdad, no engaña la foto.

El tacto es sólido, fundamentalmente sólido. Esto quiere decir duro en algunas cosas, exactamente en las que un coche ha de ser duro; pesado en algunas situaciones, aquellas en las que se requiere aplomo; potente cuando se necesita potencia; cómodo cuando se necesita comodidad… Pero sólido, con esa sensación de “para toda la vida” que pocos coches dejan hoy en día. En autopista se muestra muy dispuesto a viajar a cualquier ritmo, sea tranquilamente a velocidades legales, o sea en conducción algo rápida a ritmos multables, y sin embargo no aísla tantísimo como otros que prácticamente te obligan a conducir por encima de los límites para sentir algo. Con este coche, uno se siente implicado en la conducción, consciente de que se ha dado una curva porque se ha querido mover el volante. La dirección es precisa, la trayectoria siempre correcta, y la respuesta del motor agradable, rápida… siempre disponible. Poco ruido y bastante comodidad.

Seguramente los expertos y el público lo pondrán por debajo de los 3 de turno (Serie 3, A4 y Clase C), al nivel de los “accésit” tipo Lexus IS o Volvo S60, y por encima del resto de generalistas (Passat, Laguna, C5, Mondeo…) Yo, que ni soy experto ni soy como el público, no me atrevo a ponerlo por detrás de un Audi A4. Cierto es que debería de probar el Lexus nuevo (sí he conocido el antiguo) y el Volvo, aunque a este último le tengo miedo, miedo de que me aburra como su hermano S40. Y cierto es que de el resto sólo he conducido el Laguna, pero no me hace falta conducir esos coches para saber que el Saab está por encima (bastante por encima).













Aquí se le ve mejor, eh? Así era el mío, discreto pero efectivo.

En definitiva, un coche diferente para gente que no sé si es diferente, pero seguramente que un día se atrevió a comprar esa mermelada inglesa en vez de “la de siempre”, y desde entonces no ha vuelto a comprar la otra más que cuando no encuentra la suya.

Por cierto, gastó 18 litros en los 230kms que lo tuve, aproximadamente, lo que supone un consumo de unos 7,8 litros (el ordenador indicaba 6,3). Que no, hombre, que no… que 150cv gastan por narices. Vale, es un dato que me trae sin cuidado, pero supongo que quienes se compran estos coches con motores de gasoil se preocupan por lo que gastan. Ah, y el maletero era muy grande, sí sí. Tanto que creo que lo abrí una vez y lo cerré asustado del vacío…

Saab 93 1.9TiD 150cv Vector, que equipado como venía el mío se pone en unos 35.000 euros. Disponible en su Carrefour pijo más cercano.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo lo que quiero es ese icono de Carrefour. :)

Francisco Miranda dijo...

Estuve enamorado de ese coche pero por precio tuve que elegir el Toyota Avensis. No obstante,cada vez que pasa un 9.3, sigo mirándolo con algo de envidia.

Anónimo dijo...

Hola!

Me gustaria poder alquilar un saab y he leído tu entrada... ¿me podrías decir por favor en que agencia lo alquilaste? Te dejo mi dirección de correo por si tienes tiempo para contestarme: leiamu@hotmail.com

Muchas gracias!

Y tienes mucha razón: el saab es un buen coche, pero desconocido para muchos.

Sir Andrew Vickerman dijo...

Creo recordar que el coche lo alquilé con Hertz. Buenos precios, pero coches menos nuevos que en otras compañías.

Anónimo dijo...

¡Gracias por la información!

 
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