miércoles, 5 de diciembre de 2007

Restaurante Aki, Madrid

Sonará extraño, pero estando en Madrid una noche lo último que me apetece es comida española, tapas, cañas, etc… Si acaso un pincho en algún sitio, o si llegase al mediodía una comida en plan tabernas. ¿Pero las cenas? Las cenas, cuando no se viene con un plan establecido y se está libe de compromisos, prefiero hacerlas en algún pequeño restaurante de esos “exóticos”.

La calle Echegaray me es conocida por dos motivos: el primero es el Hotel Santander, un dos estrellas bonito y auténtico en el que un conocido estuvo viviendo mientras estudiaba arquitectura, para cachondeo absoluto del personal cuando cuenta anécdotas; el segundo es un restaurante japonés de cuyo nombre me es imposible acordarme, y que curiosamente estaba cerrado. Ese cierre nos sirvió para conocer otro, un poco más alejado de la Carrera de San Jerónimo, llamado Aki. Y fue todo un descubrimiento.





















El local es pequeño e incluso cutre, como debe de ser. Eso te indica que se trata de un restaurante auténtico, y no de una fábrica de sushis. Es más una taberna, un bar, que un restaurante al uso. Llegamos hacia las 9, y sólo había un par de mesas ocupadas, una de ellas por un grupo de japoneses. Buena señal. Escasos diez minutos más tarde, el local estaba lleno.

Por primera vez en mi vida comí patatas guisadas con carne… con palillos. Curiosa tapa de aperitivo. El menú no es muy diferente de cualquier otro japonés de ciudad europea al uso, con la típica variedad de makis, sushis y sashimis. Como soy alérgico al pescado crudo, opté por el Yakitori, que siempre suele sentar bien. Tampoco pedimos nada del otro mundo, sino un clásico menú de sopa de miso, brochetas y cuenco de arroz. ¿Para qué más? A veces apetece comer esas cosas, igual que a veces apetece una pizza o un pincho de tortilla. Si además se acompaña todo con una cerveza Kirin, mejor que mejor. Pero no me cabe ninguna duda de que variedad de platos hay. De hecho, nuestros menús no existen como tales en la carta, como sí pasa en otros japoneses “turísticos”.





















Seamos realistas, no es ni un sitio de lujo, ni mucho menos un restaurante de alta gastronomía. Es un sitio más que tener en la agenda y al que ir muy de cuando en cuando. Es decir, en esas raras ocasiones en las que se está ahí sin ningún compromiso ni nada que hacer. Porque además de caro no tiene nada.

Quizá por esa normalidad esta entrada sea tan corta, pero siempre consideré que un restaurante normal sería bueno cuando poco hubiese que contar de él, dejando el tiempo para disfrutar de una cena agradable, alimenticia, que sienta bien… lo justo para volver al hotel, dormir y madrugar al día siguiente. Aunque seguro que sirve perfectamente para ir con amigos y disfrutarlo más, como el grupo de extranjeros que teníamos al lado.





















Por cierto, las Dry Lager japonesas siguen siendo exquisitas, y la Kirin es una cerveza en perfecto compromiso con una cena sencilla, dejando sin sentido alguno no ya a las Heineken, Carlsberg y compañía, si es que tuvieron sentido alguna vez, sino por descontado a la cerveza local, por mucho que en Madrid ésta sea Mahou. La Asahi siempre pensé que era más seca, igual que la Sapporo. Quizá me equivoque y deba volver a tomar las tres al mismo tiempo para juzgar, pero desde luego que la Kirin es perfecta en estos casos, independientemente del paladar que se tenga.

Restaurante Aki, Echegaray 9, 28014 Madrid Tel. 91 429 58 06

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola, muchas gracias por este post, me emociono mucho al leer cosas sobre AKI porque soy una persona allegada a los que trabajan ahi. saludos!

 
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