martes, 6 de noviembre de 2007

Ayala Spa & Fitness, Oviedo

Es impresionante lo mucho que da de sí un local antiguamente ocupado por un cine. En Oviedo, Asturias, hay dos ejemplos interesantísimos: el antiguo Cine Ayala y el aún más antiguo Cine Aramo. Este último, en plena Calle Uría, se puede visitar en horario comercial, al haber sido reconvertido en una tienda de unos conocidos grandes almacenes. Si tienen oportunidad, no lo duden. En la primera planta se conservan aún tanto el suelo como muchos de los adornos de madera de las paredes. Abajo, las puertas del hall siguen siendo las originales. Ciertamente es espectacular aunque, por desgracia, la categoría de la tienda actual… se queda pequeña.

El caso del antiguo Cine Ayala, situado en la calle Matemático Pedrayes, es quizá más brutal. Cierto es que pude conocer mucho más el antiguo cine, que cerró hace pocos años, y quizá por eso me llame más la atención. Pero desde luego que el trabajo realizado es impresionante. Conservando las grandes escaleras, muchas de las lámparas, y las paredes del hall (magníficas), sobre el viejo teatro se ha levantado un enorme gimnasio, eso que ahora llaman “centro de Fitness”, en varias plantas y con varios espacios, incluyendo un excelente Spa en sus sótanos. Y todo ello en el pleno centro de la ciudad.
















Antigua lámpara art-decó del cine, aún presidiendo el pasillo de acceso.

Acceder es sencillo, especialmente cuando vives a dos pasos del local. De equipamientos deportivos no hablaré mucho. Lo poco que puedo decir es que, a primera vista, parecen de muy buena calidad, sin duda. Y digo sin dudarlo, conociendo a los propietarios y viendo cómo tienen montado absolutamente todo el negocio. Una gran sala de máquinas, con un techo de cristal, al lado del que se dispone de un gran espacio para Pilates, y otro superior para Spinning, sin olvidarnos de una pequeña piscina con sistema de contra-corriente, junto al Spa. Además, también dispone de salas para masajes y tratamientos de belleza y estética. El hall es bonito, pero de nada serviría sin un personal de recepción atento, eficaz y discreto. Para el visitante primerizo, seguro que habrá alguien dispuesto a mostrar las instalaciones. Y tras una visita así, lo difícil es no quedar convencido. Merece la pena.

Si bien los vestuarios quizá sean un poco justos en cuanto a espacio y taquillas, lo cierto es que son bonitos, agradables y limpios. Uno no acostumbra a quedarse de charla entre hombres desnudándose, la verdad, y no estando en absoluto obeso, no necesito siete hectáreas de vestuarios. Pero cierto, podrían ser un poco más grandes. Al mismo tiempo, hubiera preferido unas duchas con grifos verdaderos, de abrir y cerrar, pero entiendo que siendo vestuario común para todas las instalaciones, es preferible la clásica ducha de botón. De cualquier forma, aunque la presión es un poco baja, la temperatura es fácilmente regulable, y eso sí que se agradece.
















Camino del Spa.

Para el servicio de Spa, el centro proporciona toalla y albornoz, siendo obligatorio el uso de gorro de baño, así como las “chanclas”. Pensé que darían también jabones de ducha, pero eso es algo que tengo que confirmar. A mí, desde luego, no me los dieron. Nada grave, sabiéndolo de antemano. Recordemos que no se trata del Spa de un hotel, sino de un centro deportivo con más servicios. Una vez cambiados, bajamos por unas exquisitas escaleras en piedra hacia el sótano, pasando del ambiente deportivo de la sala de gimnasio, a la zona relajante con luz muy tamizada del agua. Allí, siempre habrá una persona dispuesta a mostrar cómo funciona todo, en el caso de ser “novato”, o sencillamente para saludar, retirar tu albornoz, y asistirte si lo necesitas. Y con educación y discreción, que es algo que siempre se agradece. Sí, me gusta que me traten de Usted.
















Dan ganas de meterse, ¿verdad?

La decoración y el ambiente son magníficos. Muy logrado absolutamente todo, con una bonita iluminación mediante luces indirectas y velas. La piscina no es especialmente grande, pero todas sus estaciones están bien estudiadas. Tampoco veo necesario un tamaño mayor. Comenzamos con un masaje plantar, que va subiendo a las piernas, para pasar a chorros lumbares. Un pequeño pasaje simula un río en el que caminar y dejarse ir, continuando con un jacuzzi más violento, justo antes de pasar a los tres chorros cervicales, escalonados de mayor a menor intensidad. Por cierto, el primer chorro es brutal, y conviene cuidarse mucho de no recibirlo directamente. Pero, al igual que todas las estaciones, la duración es la justa y necesaria. Termina la piscina con un frigidarium pequeño y un caldarium con camas de hidromasaje. Un detalle importante es el tratamiento del agua, no hecho ni con cloro ni con ozono. Y digo importante porque, aunque el bromo con el que lo hacen reseca bastante la piel, lo cierto es que no provoca alergias ni picores.
















Iluminación perfecta, como la piscina.

Tras la piscina, podremos pasar al baño turco y a la terma romana. Deliciosamente realizados en azulejos de cerámica, el primero tiene una humedad y una temperatura perfectas. La terma, que no sauna finlandesa, quizá resulta un poco ruidosa. La verdad es que sigo prefiriendo la sauna clásica de madera, pero ésta resulta agradable. Además, la música del baño turco es muy relajante, pero con el volumen justo. Después, accederemos a las últimas tres estaciones, compuestas por un pequeño camino empedrado y bañado en aguas de diferentes temperaturas, un pasillo de agua simulando lluvia, y tres duchas diferentes que alternan igualmente calor y frío. Ni que decir tiene que ninguna de las estaciones es obligatoria, pudiendo elegir las que se deseen. El hecho de no haber mucha gente a determinadas horas, lo hace aún más posible.
















Caldarium con sus camas de hidromasaje.

Finalizado el circuito, un detalle excelente: ¿qué le apetece beber? Disponen de zumos de limón, naranja, multifrutas, o simplemente agua. Parecerá una nimiedad, pero se agradece, y mucho. A mí tanta piscina y tantos chorros me provocan mucha sed, por no hablar de las ganas de ir al baño… Unos momentos de charla tranquila, y una hora larga después de haber entrado, estamos listos para ducharnos y cambiarnos. Quizá apetezca quedarse a leer o tomar algo en el hall, mientras se acerca la hora de tomar un aperitivo.
















Tranquilidad absoluta, gracias a la violencia del agua.

En definitiva, un nuevo (en Asturias) concepto de centro deportivo, con un excelente Spa ciudadano absolutamente recomendable, pero también más servicios tanto deportivos como de belleza.
















Piscina de contracorriente.

Ayala Spa & Fitness, 25 euros la sesión de Spa para no socios. Una inversión en relax, otra forma de llegar a casa tras una jornada de trabajo. ¿Recomendado? Por descontado.

Matemático Pedrayes, 2. 33005, Oviedo – Asturias.
Teléfono: 985 273 339
www.ayalaspafitness.com

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