lunes, 19 de mayo de 2008

Un día en el Salón

Si hay algo que a todos los aficionados a “los coches” nos gusta es un Salón del Automóvil. Cuando se tiene la suerte de vivir en la ciudad que organiza uno de los más importantes del mundo, la felicidad aumenta conforme se acerca la fecha. Y ya se está acercando. En pocos meses el recinto de Porte de Versailles de París acogerá una edición más del famoso Mondial de l’Automobile, exhibición de lo mejor de cada casa en un marco único que lo junta con… lo peor de cada casa.



















Racaille: dan asco.

Efectivamente, por desgracia las jornadas al público de una exposición como la parisina aglutinan una cantidad de gentuza que acaba con la ilusión del visitante humilde. Ya no es el tema de la imposibilidad de acercarse a los stands de Ferrari o Lamborghini (a los que, sencillamente, no se puede entrar), sino el hecho de encontrarse tapicerías sucias, botones arrancados, barullo por todas partes… y muchísima gentuza. Así no hay quien vaya, y al final acaba siendo más recomendable ver reportajes en Internet desde la comodidad del sillón favorito.

Yo sufrí dos ediciones en ese plan hasta que me decidí a acudir con acreditación de prensa, algo mucho más lógico. Y es que el salón para los periodistas no tiene nada que ver, sobre todo si no se va a trabajar y no es necesario obtener la primera y la mejor de las fotos del último prototipo presentado, enviarla y correr a la siguiente presentación. Sobre cómo se obtienen las acreditaciones no hablaré. Yo la tengo, es así de sencillo. Permítanme contarles cómo sucede una jornada de visita a una exposición privada, aunque no se tomen el texto como una incitación a la envidia y al odio, faltaría más.
















Todo comienza a una hora lógica. De nada sirve madrugar y correr al recinto de exposiciones para entrar el primero, ya que no hay ninguna obligación, y con dos días de prensa por delante hay tiempo de verlo todo. Así, hacia las 11 se hace una hora muy decente para salir de casa, caminar un rato y subirse en el excelente tranvía que recorre el Sur de la capital francesa. No más de 5 minutos de transporte y voilà, bienvenue au salon! La entrada es realmente diferente. Enseñando la acreditación se accede a algo que poco tiene que ver con una jornada pública. Dossier de prensa a retirar del stand de acogida, guardarropía gratuito a disposición, parking gratuito si fuese necesario, todo tipo de atenciones para que uno pueda ir allí y trabajar. O trabajar por amor al arte, como es mi caso.

El recinto está dividido en varios edificios o halls, cuya distribución es siempre la misma durante las distintas ediciones. El hall 1 acoge las principales marcas francesas e internacionales: Renault, Peugeot, Ferrari y compañía, Porsche, Mercedes Benz, el grupo Ford al completo… Tanto General Motos como el grupo Volkswagen cuentan con su hall propio, lo cual hace muy intuitiva y sencilla la visita. Lo ideal es marcarse un recorrido continuo y ver las marcas que por ahí “aparecen”, pues no tenemos que correr de presentación en presentación. No he nombrado a Citroën, y se preguntarán por qué. Es sencillo: la casa francesa ocupa el lugar central del hall 1, con el stand más grande y espectacular de todos. Es la auténtica estrella del salón, por encima del resto.
















Hace dos años su stand era bonito, pero hace cuatro era un espectáculo que hacía desaparecer el resto de la exhibición en cuanto enchufaban la música y el video: una maravilla adictiva que sigo buscando a día de hoy por Internet.

Visitar los stands es tarea sencilla: absolutamente todo está abierto y a disposición de los periodistas, se trate del stand de Skoda, sea el hermético stand de Ferrari. Así, uno puede subirse a las joyas automovilísticas sin ningún problema, tocar, fotografiar, abrir, cerrar, volver a tocar… Todo está permitido y siempre hay un representante de la marca dispuesto a explicar lo que sea o a recibir tus impresiones con atención. Uno pasa de ser un visitante más, pura chusma, como en las jornadas públicas… a un experto cuya voz se ha de escuchar y un fotógrafo para el que hay que hacer todo lo posible por facilitar que la foto del producto sea la mejor de todas. Así da gusto, claro.


























Venga, intenta salir de ahí...

En Aston Martin todo son risas cuando me quedo atrapado en las plazas traseras del Vanquish S. En Ferrari, pese a no presentar nada en exclusiva, las facilidades son enormes para poder hacer tomas espectaculares del 599GTB, al tiempo que los comerciales se interesan por las impresiones de las plazas traseras del 612 Scaglietti. Alfa Romeo exhibe su 8C, y todo son invitaciones a que pase el tiempo que vea necesario haciendo fotos al coche… y a la modelo. Audi presenta su R8 y dispone de dos unidades para mejor aprovechamiento del tiempo. Subirse a un Maybach, a un Bentley o a un Rolls Royce sin que a nadie le importe si vas a comprar o no. Estar junto al mismísimo Stirling Moss mientras se presenta el SLR 722 en el stand de Mercedes Benz. Todo esto y mucho más es lo que sucede en estas jornadas. Y todo esto y mucho más provoca saturación y, sobre todo, hambre.
















Las jornadas públicas del salón son un verdadero timo a la hora de comer. Al no poder abandonar el recinto, o vas cargando con el bocadillo, o no comes, o comes allí auténtica basura a precio de restaurante de la zona de Saint Germain. Y claro, eso no es operativo. Las jornadas de prensa ofrecen un sistema muy diferente. Ciertas marcas buscan atraer al periodista como sea, especialmente durante la comida. De siempre se ha dicho que Mercedes Benz es quien mejores platos da, pero hace dos años no fue así. Una marca que no presentaba nada, consciente del nulo atractivo no ya de su stand, sino de su gama en general, encargó el mejor catering de París y lo puso a disposición de la prensa sin ninguna medida, a lo grande. La casa era Nissan, y el catering Dalloyau. Unas porciones miniatura de auténticas exquisiteces, perfectamente servidas por auténticos profesionales en un ambiente distendido pero agradable, sin ninguna prisa ni presión… magnífico. Eso sí, la zona de refrigerio continuo del salón sigue siendo el bar de Mercedes Benz, auténtico punto de encuentro.
















¿Y qué sucede cuando se trabaja? Que de alguna manera hay que ponerse en contacto con la central y enviar ficheros. Para ello, se instalan en el recinto varios puntos de prensa con todo tipo de equipamientos. Yo opté durante la pasada edición por el del grupo Vokswagen, pese a que su cafetería me pareció excesivamente corriente (de hecho, la merienda la volví a hacer en Nissan). Una simple presentación de la acreditación, y todo queda a tu disposición para que hagas lo que tengas que hacer, en mi caso leer dos foros y conectarme al Messenger. Muy profesional, vamos.
















Hacia las 5 de la tarde el cansancio comienza a hacer mella. Es normal, todo esto satura cualquier cerebro, por mucha afición que haya. En un día de visita es fácil verlo todo, pero si se va sin prisas lo mejor es aprovechar las dos jornadas, centrándose en lo accesible el primer día y dejando el segundo para “lo demás”, incluyendo azafatas y curiosidades. Además, durante la tarde del segundo día ya comienzan a acudir visitantes VIP y los stands se preparan para su configuración “marabunta”, reordenando los coches y cerrándolos. El segundo día tampoco hay presentaciones, y los periodistas están mucho más relajados, siendo más sencillo estar más tiempo estudiando las fotos.
















El trabajo del informador no termina ahí. En casa, o en la oficina, o en el hotel, hay que clasificar fotos, retocarlas en lo que sea necesario, aplicar la marca de agua, subirlas al servidor y, en mi caso, redactar los mensajes del foro para que todo quede ordenado y fácilmente identificable. La satisfacción de verlo todo y de leer los agradecimientos compensa el esfuerzo, sobre todo porque el esfuerzo ha propiciado dos días inolvidables en el Mondial de l’Automobile.

A modo de anécdota, a la semana volví por allí. Al tener acreditación, la entrada es gratuita durante todo el salón. El horror.
















Adorando a sus Dioses: Lamborghini Murcielago LP640 Versace y el teléfono móvil con cámara.

















La cara del chico del stand lo dice todo: pavor.

Y ahora toca esperar a que llegue Octubre…

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No puedo estar más de acuerdo.

Tras tres ediciones consecutivas asistiendo al Salón de Madrid, y pese a tener invitaciones, este año no me van a pillar en esa gran reunión de canis y chandaleros (en su gran mayoría, que sólo se ofendan los que se den por aludidos).

Gran Blog. Saludos de un lector y poco escritor de FC.

Anónimo dijo...

No se muy bien a que quieres llegar con esta entrada. ¿Que la gente es una cerda descuidada o alardeas de entrar como representante de prensa sin serlo?

Yo tuve la oportunidad de ir el año pasado al salon del automovil de Madrid, pero iba en el grupo del pueblo llano. Empujones, gritos, una de gente tremenda y sobretodo muchisima gente que se la pelaban los coches y que solo iban a curiosear (jodiendo la marrana a quien iba por que le gusta este mundo como a mi). En conclusión, que no pude hacer ni la mitad de las cosas que tenia pensado hacer.

Este año me voy de todas formas otra vez con unos compañeros. Como no pudimos/no sabemos conseguir pases de prensa, nos toca ir con la masa borreguil, y seguramente no podré hacer muchas cosas de las que me gustarian, igual que el año pasado, pero que se le va a hacer, la automoción es mi profesión y mi pasión, pero no tengo otro modo de acercarme a las novedades que este.

Saludos!

Sir Andrew Vickerman dijo...

Estimado Anónimo,

En absoluto quisiera alardear de "ser periodista sin serlo". El hecho de que el trabajo que realice no corra prisa ni sea remunerado no quiere decir que no realice una labor informativa. Sencillamente ésta va por "otros canales".

A lo que sí quería referirme es a lo que bien expresas de la masa borreguil que acude "por ir", molestando al que realmente va por disfrutar de su pasión. Y es que llega un momento en el que uno duda de si esa gentuza alguna vez lava la ropa, a la vista del tono que adquieren las tapicerías claras de marcas como Audi, quizá la única "premium" que deja prácticamente todos sus modelos abiertos para el público.

Anónimo dijo...

Hace poco mas de una semana tuvo lugar el Salon del Automovil de Madrid, al cual ya había decidido no ir.
Decisión acertada a tenor de los comentarios que escuché de amigos, que como el autor del blog fueron con pase de prensa. Para que lo entiendan, fue mas o menos lo mismo que visitar la sección de pequeños electrodomésticos de cualquier gran superficie.
Mucha ecología, mucha seguridad pero nada de pasión.

Sir Andrew Vickerman dijo...

Vaya más lejos y diga que era como visitar la sección de telefonía móvil de un Mediamarkt cualquier sábado por la tarde...

Anónimo dijo...

A mi me flipan los prototipos. Mirad ESTA MARAVILLA.

 
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