lunes, 15 de octubre de 2007

La tengo pequeña

Cada día estoy más convencido de ello. A ver, uno más o menos sabe de su dotación, es consciente de lo que hay por ahí, y termina resignándose, aunque nunca haya comparado con “gente normal” el tamaño en el momento decisivo. Pero lo dicho, a cada día que pasa más pequeña me parece.


Como si tal cosa...

Y es que uno llega a esa conclusión cuando lee en foros las opiniones de la gente sobre ciertas cosas. Ciertas cosas, todo sea dicho, generalmente caras y que a mí me gustan. O yo la tengo pequeña, pues, o digamos que “el populacho” la tiene enorme… y no me refiero a la moral.

Se suele decir que el tamaño no importa. Mentira, cuando la tienes grande es cuando realmente no importa.
Si te pasa lo que a mí, puedes acabar obsesionado con ello, hasta el punto de no querer salir a la calle para que siga encogiendo. Porque sí, esto evoluciona… involuciona, encoge como un jersey de lana lavado en agua caliente, y sólo hay un remedio para ello: no comunicarse con la inmensa mayoría de la gente que habla, grita y, aproximadamente, acierta a escribir algo en Internet.


Troll, lol, etc...

Aunque sea un clásico del blog, hablaré de coches, porque todo lo dicho anteriormente está relacionado en un 90% con los coches, afortunadamente. Me encantan los todo-terreno “ciudadanos”. Mi coche familiar ideal es el peor todo-terreno del mercado: BMW X3. Es caro, carísimo. No sirve para ir al campo (o eso dicen), y una buena berlina Serie 3 es mejor sobre asfalto (o eso se supone). Además, es feo por fuera y por dentro (según muchos), pero me encanta. Sin embargo, cuando te compras un X3 en lugar de un, por ejemplo, Renault Laguna, es porque sólo quieres aparentar y suplir la falta de talla reglamentaria en tus atributos masculinos a base de talonario. Hagan la prueba, pregúntenlo… Y eso que hablo de un coche relativamente discreto.


Inutilidad total.

Subamos ahora dos, tres o siete escalones hasta el que, para mí, es uno de los mejores coches del mercado: Porsche Cayenne. Como mucha gente lo utiliza para ir al colegio a por los niños, esta grandísima muestra de la tecnología es considerada como sustituto, sea de falo conyugal cuando lo lleva la señora, sea de centímetros propios cuando lo lleva el caballero. El españolito medio aplica la propiedad generalicia (nota para lectores extranjeros: esta propiedad no existe oficialmente) y, por tanto, todo aquel que plantee discretamente la posibilidad de sentirse atraído por la posibilidad remota de, si acaso, interesarse por la futura compra en un futuro muy lejano de un Cayenne, pasa a ser un genuino pichacorta. Imagínense lo que se dirá del que ya lo tiene…


La tiene pequeña (la rueda de repuesto, supongo).

Pues sí, yo soy un pichacorta y me quiero comprar un Cayenne. El de 8 cilindros atmosférico, cambio automático, color verde oliva metalizado, con cuero negro, madera oscura y ruedas mixtas de serie. Vamos, el ideal del pichacorta (porque cuando compras el modelo tuneado carísimo pasas a ser futbolista, lo cual es mucho más respetable, por lo visto). La opinión general será que no compro el Turbo porque no me llega; lo compro automático porque no sé conducir; pongo ese color porque soy un hortera y me creo que así va más campestre; el cuero resbala, da calor en verano y frío en invierno; la madera es de horteras; las ruedas mixtas son de tontos si, total, nunca saldrá del asfalto; etc…


Helo aquí, el mío.

También tengo un descapotable, que generalmente provoca reacciones parecidas entre el pueblo llano conductor de compactos de gasoleo y un aspecto supuestamente deportivo. Ya me dirán dónde voy con ese descapotable, quiero y no puedo por ser poco potente, mucho menos útil que un Opel Astra cdti, faltaría más… Sólo dos plazas, sin maletero y encima con esa tapicería de cuero que, repitamos todos a coro, da calor en verano, frío en invierno, resbala y es delicada de cuidar. Y es que mejor me habría comprado un Seat Córdoba, y así dejarme de andar presumiendo por ahí.

BMW va a sacar dentro de nada lo más de lo más en vehículos extraños: el X6.


Cosa rara.

Este engendro es una especie de todo terreno coupé de 4 puertas. Vamos, como si alguien hace una paella dulce y helada. Un mix a priori imposible, pero hace tiempo nadie pensaba que se pudiesen hacer espumas de sabores, o ensaladas líquidas, y ahí están en muchos restaurantes. El X6 será, desde el principio, el coche del Sr. Micropene. Inútil en el campo, con poca capacidad de carga, demasiado grande por fuera, no muy amplio por dentro, gastón, con prestaciones discretas para su potencia, y encima caro. Sin duda, un coche “de constructor venido a más” (especie en extinción, por otra parte). Pues a mí no me disgusta, y si cumpliera para lo que yo quiero un coche grande, no tendría ningún inconveniente en planteármelo. Es un coche que ni va a ser malo ni va a ir mal, por tanto, gustando y pudiendo pagarlo… sería como querer beberse una Orval y tomarse una Cerveza Alemana Dia% por discreción, o poner una lámina comprada en Carrefour en lugar de un cuadro “de verdad” para que nadie te diga nada si van por casa.


Mucho mejor en este, dónde va a parar.

A veces quiero creer que estas cosas van cambiando, pero la verdad es que si lo hacen, lo hacen despacio, muy despacio. Y lo pistonudo es que, con tanta obcecación por el tamaño del miembro del vecino, tanta infelicidad y envidia encubierta en el supuesto tamaño del falo propio, se llegan a decir absurdeces tan cómicas como la de uno de cierto foro, convencido de que un Cayenne no era capaz de seguir a un Kia Picanto (no puedo llamar coche a semejante basura) en una carretera de curvas… o que ese mismo Cayenne no era capaz de seguir a un Mitsubishi Montero en el campo. No me voy a poner aquí a comentar maravillas del Porsche. Eso ya lo haré cuando lo haya probado bien en asfalto (en campo ya he visto de lo que es capaz). Además, es inútil. Probablemente quien lee esto tiene la suficiente capacidad intelectual como para imaginarse que un producto fabricado y vendido por Porsche, sea como sea y haga lo que haga, no puede hacerlo mal. Porsche ha querido hacer un todo terreno puro: aquel que va muy bien por el monte y muy bien por la carretera. Evidentemente lo ha hecho. Que las señoras teñidas de rubio de los barrios ricos lo usen para ir de compras a gastar el dinero de sus maridos… es irrelevante y no afecta en absoluto a la calidad del producto. Que yo me compre uno, alguien manifieste sus opiniones desde un, por ejemplo, Fiat Bravo, no me provocará pena por la ignorancia que le abruma. Creo que provocará primero un despiporre absoluto, e inmediatamente después una cierta indiferencia, aderezada por un cierto asco (si la indiferencia fuese absoluta, no podría dedicarle al ser infeliz unas dosis de asco, tan agradables siempre de emitir).


En realidad no sirve para nada.

Recuerden: si creen estar demasiado dotados, cómprense vehículos supuestamente inútiles (otro día habrá que hablar de lo que significa la palabra “útil” y sus diversas aplicaciones), caros y grandes. Además, no estaría mal si fuesen a comer a buenos restaurantes, a dormir a buenos hoteles, si comprasen buenos vinos para tener en casa, si comprasen arte, o relojes de excepción, o hiciesen cualquiera de esas cosas que, para muchos (la mayoría incapaces de alcanzarlas por vía pecuniaria), se hacen con el objetivo clásico de España: presumir. A toda esa gente quiero dar un mensaje: perdón por existir (perdón por el tocho).

9 comentarios:

Anónimo dijo...

PLAS PLAS PLAS!!!

Un post sublime y real como la vida misma

Anónimo dijo...

Jeje, a mi lo que no me gusta son los que se creen superior por tener 4*4 enormes. Ahora si el conductor se comporta como calquier otro buen conductor, a mi no me importa que coche tenga. Una cosa es que puedas disfrutar de tu dinero, que para eso lo tienes, la otra es despreciar a la gente, porque tienen coches mas pequeños. Yo personalmente prefiero los coches pequeños, por varios motivos, pero quien le dice a esta gente que no puedo pagarme el mismo que ello????? Esos que desprecian a los demas por tener coches grandes, son los primeros que maljuzgan a los demas.
(Ojo que no estoy hablando de ti, que no te conozco, hablo de lo que veo en general, y conozco gente con 4*4 enormes que se comportan como gente normal, y otros como mi vecino que se cree mas inteligente que los demas por tener uno......)
Un consejo : tu pasa de lo que piensan los demas. Lo que juzgan de la manera que describes en tu post son unos envidiosos.....

Javier dijo...

Brillante...m'a'ncantao

Anónimo dijo...

Muy bueno y acertado.
De todas formas, pese a las bondades del Cayenne y algún (pocos pero alguno hay) otro de su misma especie, yo sigo siendo partidario de no pedir peras al olmo, por mucho que sea casi capaz de darlas.

Kwaker dijo...

fOROCOCHES??? Facilmente!!!

Kwaker dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Kwaker dijo...

Habia repetido la chorrada y lo he borrado.

Me ha encantado el articulo.

Yo de elegir entre esos, elegiria el Cayenne, pero solo si pudiese optar por el Turbo. Pero yo los SUVs los veo torpes y tragones. Nunca me compraria uno. Prefiero gastarme ese dinero en un serie 5, 7 un Mercedes E o en un Lexus.

Sir Andrew Vickerman dijo...

Skirol, el Cayenne S es más que suficiente. No deja de ser un V8...

Kwaker dijo...

Sigo pensando que si me compro un Cayenne, me compraria el Turbo. O todo o nada.

Y antes de eso me compraria o un M3, M5, algun CL AMG, un 911, un viper, o corvette, o culaquier cosa. Pero si teniendo dinero de sobra, y no supieses que comprar, y me decidiera por un Cayenne, compraria en Turbo. Se que el S es suficiente. Tan sufuciente como puede ser un Terrano II 2.7 de 150cv, o tan suficiente como un SDI.

 
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