lunes, 11 de febrero de 2008

Tontos y delincuentes

Cuando estoy en España tengo la sana costumbre de desayunar viendo La Mirada Crítica, de Telecinco. Y digo sana porque parece de los pocos programas aprovechables de la televisión. De hecho, casi parece más un programa de radio clásico mañanero, tipo Carlos Herrera o Luis del Olmo, pero con la enorme ventaja de no tener que soportar los sermones habituales del presentador de turno, de no caer del lado de ningún signo político en sus tertulias, y de tener algo que ver, que siempre es agradable aunque te “obligue” a estar pendiente de la pantalla.


Tiene cara de niño, pero es un tipo preparadísimo.

Bueno, tampoco es que me sea imprescindible verlo… sencillamente me gusta. Como me gusta ver la publicidad que ponen entre medias y que da título a este artículo. Tontos y delincuentes. O quizá más bien pobres e hijos de puta, pero entendido con la moderación necesaria en la primera parte y con la mayor animadversión en la segunda, aunque eso sea algo que a muchos les cueste. Porque no, no me refiero a una misma persona, sino a dos bien diferenciadas.

Y es que no pasa nada por admitir que se es pobre, queriendo decir con ello que se tienen unos recursos económicos limitados e inferiores a lo que se entiende como “clase acomodada”. No pasa nada, porque no se es mejor por disponer de más dinero ni peor por ir achuchado cada mes. Así que, que nadie se sulfure cuando se dice “pobre”, faltaría más.

Sin embargo, todo el mundo debería de estar de acuerdo con el calificativo de delincuentes referido a los anunciantes que copan las mañanas televisivas. Los anunciantes, quienes emiten los anuncios y quienes permiten que existan “empresas” de ese tipo. Sí, me refiero a los bancos de usura que anuncian préstamos de dinero rápido y fácil, a tipos de interés superiores al 20%, con dos cojones. Sí, me refiero a toda esa mierda de mensajes al número de turno para obtener tonos, fondos, juegos y demás chorradas inútiles, pero a precio de oro. Sí, me refiero a los vendedores de inutilidades en cómodas mensualidades…


Desde tan sólo 50 euros al mes…

Juntemos ahora a quien no tiene ni recursos económicos ni, por desgracia, muchas luces para estas cosas. Quien, además, se encuentra demasiado apurado económicamente al tiempo que aburrido. El cóctel está servido. Creamos unas necesidades de gasto que se escapan a las posibilidades del espectador, y a continuación le ofrecemos dinero supuestamente fácil bajo unas condiciones usureras que deberían de ser sencillamente ilegales. O quizá sea al revés: les ofrecemos dinero fácil y les damos pistas en lo que gastárselo. Y venga, a forrarse a base de “tontos”. Sin olvidar un pequeño detalle en forma de acento sudamericano en las voces de ciertos anuncios. Ahí, “atacando” a las víctimas más fáciles.

Y es que es una pena que se acabe pensando que “los pobres son tontos”. No, no es del todo así. Pero sí es cierto que alguien limitado económica y culturalmente puede acabar empobreciéndose aún más. Permítanme proponerles una hipotética situación: somos un joven matrimonio que se ha comprado un piso, un coche, los muebles, y además se ha dado un viaje y comprado un capricho por el aniversario. Como la cosa no está muy boyante, el piso comprado a precios inflados se paga en hipoteca a demasiados años; el coche es un Dacia Logan, que sale muy barato, a plazos, porque tenemos derecho a estrenar coche, o quizá sea un hermoso Opel Astra blanco; los muebles están a plazos; el viaje nos lo dimos al Caribe, que es donde va todo el mundo, y lo pagamos a plazos también; y el regalo de aniversario, que salió anunciado en la tele, se paga en cómodas mensualidades. Y como queremos lo último en el móvil, enviamos sms al 7mierda47 y tenemos “el despertador más loco”, la frase del momento, el tono más divertido, la linterna, el juego de Sonic, etc…

Y seguimos sin un duro. Entonces llamamos a Freedom Brokers (es necesario que el nombre esté en inglés, claro) para que nos reunifique deudas y estemos pagándolas hasta la tercera generación, con la ventaja de quedarnos en pelotas si dejamos de pagar, que siempre viene bien… si se vive en un área nudista. Y a Cofidis para tener algo de liquidez.


El negocio del futuro, dicen. Así quiebren…

Seguimos sin un duro porque entre todos nos metieron en la cabeza la idea de comprar el piso e hipotecar nuestras vidas por algo que no vale lo que nos pidieron. Porque, en lugar de comprar un coche usado barato nos empeñamos en comprar un coche nuevo por un precio que no podíamos pagar. Porque pese a todo ello, seguimos queriendo tener una vida que no nos corresponde, por mucho que los anunciantes se empeñen en que sí, como el maldito “comodín de la llamada” de los préstamos, gracias al cual uno puede comprarse una tele de 40” aunque no tenga ni para filetes. Seamos pobres o no, porque todo depende de con quién nos comparemos, nos negamos a aceptar que hemos sido un poco tontos. Una lástima.

¿Tontos? Pues sí, pero no sólo por las decisiones que hemos ido tomando, sino por haber enriquecido, además, a gente que lo único que quería era aprovecharse de nuestra situación. ¿Por qué a un rico no se le ofrecen préstamos al 25% de interés y a un pobre sí? ¿No hay algo contradictorio ahí? ¿Por qué esos anuncios copan la franja televisiva tradicionalmente ocupada por amas de casa o parados? Porque hay quien hace negocio a costa de ellos. Deleznable.


Cofidís, el timador en directo!

Lo de los coches “low cost” es algo que da para mucho, con discusiones de lo más variopintas cuando se saca el tema. Mi opinión sobre el Dacia Logan es sencilla: si no hay dinero para comprarse un coche nuevo “decente”, cómprense un coche usado más barato, salvo que no se quiera un coche decente. Porque si no hay dinero, lo poco que se ahorre es importante. Alguien puede decir que se compra un Logan porque le gusta, o porque sencillamente pasa de gastarse quince mil euros en otro coche que hace lo mismo. O porque le cabe en el garaje, o porque va a juego con sus pantalones favoritos. Lo que no se puede decir es que se compra porque sale rentable ya que “no tengo un duro”. Si no se tiene un duro, se va en bus o se compra un coche usado, no algo que irremediablemente pierde más de un 20% de su valor en el momento en el que sale por la puerta del concesionario.


Estrenar coche por el ahorro suele ser como f*llar por la virginidad.

Más grave es aún el hecho conocido de la compra del compacto diesel de turno, no obstante… Sin embargo, yo no puedo ni quiero llamar delincuentes a los fabricantes de coches. Ellos ofrecen un producto, y quien lo compre que se atenga a las consecuencias que ello pueda tener para su economía, como hacemos todos. Los verdaderos delincuentes son todos esos ofertantes de timos y engañifas, de puras estafas legalizadas, que juegan con la vida de la gente y, por extensión, con la economía del país.

Porque lo de los bancos de usura tiene un comentario simple a más no poder, a la vez que contundente: son todos unos hijos de….

Ejemplo de préstamo, tras haberme peleado con una de las webs más lentas que jamás he visto: 6.000 euros, a pagar en 48 meses con cuotas de 191 euros... suponen un coste total de 9.168 euros. Sí, más de la mitad de lo solicitado.

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