martes, 25 de septiembre de 2007

Un Golf es un Golf

¿Quién no ha escuchado nunca esa frase? Y es que durante generaciones, el Golf ha sido el compacto por excelencia. No es el más grande, no es el que menos gasta, no es el más rápido, pero tampoco es ni el más caro ni el más barato.

En ocasiones, uno va a un restaurante y se siente abrumado por una carta de vinos que desconoce. Los invitados depositan en ti la responsabilidad de elegir un vino para acompañar la cena, eres el supuesto entendido y seguramente sabrás qué elegir. ¿O quizás no? Dado que realmente entiendes de lo que te gusta, puedes más o menos acertar a imaginar si algo será bueno o malo, y si tampoco el presupuesto es como para ir a por lo seguro, optas por mirar un término medio apetecible, no el más barato pero tampoco el más caro de los asequibles, algo con lo que puede que te equivoques, pero que te dará una cierta seguridad de salir bien del apuro.




















Claro, distinguir eso es fácil, pero cuando hay decenas de referencias desconocidas ya no.

Detesto el término “entendido”, sobre todo por cómo es nombrado con desprecio por aquellos otros entendidos que tienen opiniones diferentes. El clásico “entendido en ordenadores” puede ser tratado de pardillo por el informático arrogante (sepa éste más que el otro, o no). El “entendido en vinos” puede pasar por un snob, un pijo, un imbécil… El “entendido en coches” es mirado con sorna por los otros “entendidos renegados”. Y en todos ellos se da algo común: el entendido puede saber mucho, o puede no saber nada, pero por alguna extraña propiedad conmutativa, siempre tenderá a ser mirado como “inferior” o “ignorante” por parte de los otros entendidos. Y lo que es peor, más de dos entendidos se comportarán así con los otros… Especialmente si, en el caso de los coches, se pronuncia la frase que sirve de título para este artículo: un golf es un golf.

El otro día precisamente estuve conduciendo uno, muy parecido a mi añorado Golf inglés, aquel coche que representaba el summun de lo anodino y de la discreción. Clásico Golf de cuarta generación, gris plata, cinco puertas, acabado básico… que en el caso del británico era un 1.6 automático de gasolina, y en este español el tdi menos potente con caja manual. Qué más da, no pretendo hablar de motores, eso se lo dejo a los “entendidos”. De hecho, me trae totalmente sin cuidado la base mecánica de estos coches, pues se trata de un compacto aburrido y sin alma en ambos casos. Aquel motor de gasolina era un muermo, su caja una automática simple, éste de gasoil sencillamente es de gasoil… A lo que quiero ir es al título: un Golf es un Golf.













Bueno, pues que lo echo de menos... fíjense qué tontería...

Con el paso de los años y los kilómetros, el interior ha envejecido. Pero aunque los detalles en plástico con recubrimiento de goma estén sencillamente de pena, lo cierto es que el coche está bien, entero, sin crujidos, igual de aburrido que cuando se hizo. Todo funciona correctamente, como lo hacía en mi Golf inglés. Supongo que es lo normal y lo mínimo exigible en un coche actual, pero añadámosle el hecho de que el diseño interior sigue siendo agradable, incluso actual. Y el diseño exterior también… ¿Cómo consigue eso Volkswgen?













Es básico, sobrio y algo aburrido, pero no pasan (aún) los años por él.

Cuando se dice que un Golf es un Golf, no creo que se esté poniendo al coche por las nubes. Sencillamente destaca por su mediocridad perfecta, estando por encima de muchos en muchas cosas, a su nivel en otras, y qué duda cabe que costando algo más. ¿Pero qué nos ofrece? Lo cierto es que nos llevamos un coche que va a durar, que seguirá siendo actual durante años, pese a ser sustituido por otra nueva generación. Que seguirá siendo lo suficientemente discreto como para no pasarse de moda, y qué duda cabe que con una calidad de fabricación destacable. Que puede tener fallos, ojo, pero destacable.

Sí, algunos otros compactos cuestan menos y te dan “lo mismo”. ¿Seguro? Un Opel Astra de la época de este Golf del que hablo seguirá siendo un Opel toda su vida, aburrido como él sólo y con ese toque germánico que tienen de “intentar parecer algo”. Un Focus de la época ha perdido toda su gracia del “diseño raro” interior. De un Megane mejor ni hablemos, ídem de un Xsara (¿hay algo más espantoso que un Xsara de cara al amante de los buenos coches?) Es raro que algún compacto popular aguante el paso de los años, desde el plano meramente estético, como un Golf. Y eso lo aprecian sus propietarios cuando lo compran nuevo y cuando lo quieren vender, así como también los compradores del coche usado.
















Tan apetecible como un bocadillo de espaguetis con ketchup.

No creo que me comprase uno a día de hoy, la verdad. Aquel inglés tenía su gracia, y era el coche perfecto para pasar desapercibido entre la locura del tráfico imposible de Oxford. ¿Quién se iba a fijar en alguien en un Golf gris de cinco puertas con placa “normal”? Nadie, porque seamos sinceros… ¿quién se podría comprar ese coche así de primera mano? Pudiendo ponerle otro color más vistoso, un acabado más bonito, un poco de “alma”… Pues sí, alguien se lo podría comprar, porque sabría que se estaba llevando un coche para muchos años con el que ir de A a B, con un poco de lujo, un poco de diferenciación, un poco de “algo” que te haga sentirte más feliz de la que vas a casa, sea por gusto, sea por un sentimiento de seguridad, o sea por lo que sea.















Yo esto no lo cambio por un compacto...

Ahora me permitirán que salga a dar una vuelta con mi descapotable. Es que está el suelo mojado, hay obras cerca de casa y me apetece ensuciarlo. El Golf… no me serviría para ello. Pero vamos, ni el 1.9 TDI más básico, ni el R32 más potente y lujoso. Claro, tampoco podríamos ir dos adultos, la niña detrás, equipajes y chorradas, pero es que si salgo ahora es porque no tengo otros compromisos.

Volkswagen Golf, no caigan en el papanatismo de muchos fanáticos, pero tampoco crean que es tan malo.

1 comentario:

Rafa dijo...

Un coche anodino, pasa desapercibido y para el cual no pasan los años, supongo que esa será la clave de su éxito.

 
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