domingo, 4 de octubre de 2009

BMW X1, toma de contacto

Ya no saben qué inventar. Iba a poner aquí el típico párrafo revistero ñoño que rellena hueco y te deja como estabas a base de generalidades y frases tipo, pero me quedaré con ese “ya no saben qué inventar” tan clásico como realista, que pienso complementar con un “afortunadamente”.

Ayer tuve la oportunidad de hacer una breve toma de contacto con el nuevo segmento creado, o no, por BMW: el de los compactos Premium de tamaño grande y aptitudes camperas a precio bajo. A precio bajo el conjunto… y las aptitudes camperas, supongo, aunque lo del precio sea siempre algo bastante relativo cuando hablamos de BMW. Ya que estamos con el dinero, bastará una breve visita al configurador online para corroborar que un X1 con un motor adecuado, cambio automático y un equipamiento lógico en un coche caro, se nos pone (sin tener en cuenta descuentos en concesionario) en 50.000 euros, y eso sin meternos en navegadores o ruedas descomunales. Es demasiado, sin duda, o quizá no.












El coche por fuera es más feo que la muerte negra, todo sea dicho. Se ve raro, demasiado alto al suelo por debajo, demasiado bajo en conjunto por arriba, con un morro alargado, unas luces que no se sabe muy bien de dónde salen, y un aspecto en general que no sabrías si calificar de compacto grande, de familiar, de SUV, de SAV, de SOS, de SICAV o de SOF, que es la Sociedad Ovetense de Festejos. Yo no me atrevo a clasificarlo a primera vista, porque esa primera vista me deja descolocadísimo.

Visto en la calle, el coche se ve grande. Largo, mejor dicho. No se ve un todo-terreno compacto, como sucede con el Audi Q5, por ser el BMW considerablemente más bajo “por arriba”. Tampoco se ve un micro-todo-terreno, como pasa con el Volkswagen Tiguan, por ser el BMW considerablemente más largo, al menos en apariencia. Más que largo, alargado.













Es raro, sí, pero me gusta, y no tengo ninguna duda de que va a ser un éxito. Fundamentalmente por ser BMW, no nos vamos a engañar, pero una vez habiéndolo probado, la realidad es que es un coche muy bien fabricado y que apetece usar e incluso poseer.

El interior es bueno, muy bueno. El salpicadero se ve muy bien terminado, todo ajusta con extremada solidez y precisión, todo en él es moderno y, aunque seguramente las haya, no se aprecian piezas discordantes como sucedía con los primeros Serie 1. Las puertas tienen una apertura y un cierre muy sólidos, los asientos son duros, el volante tiene el tamaño perfecto en diámetro y grosor, y todo se ve a una escala de calidad acorde con el producto en sí. No hay falsetes, que tanto se ven a día de hoy en los coches de las casas llamadas generalistas. Sí, alguien podría hablar del aspecto de la consola trasera, pero yo no veo nada nuevo en un BMW por malo, sino que sigue en la línea habitual de la marca.













Decir que todo queda muy a mano es una tontería. Es lo lógico que todo quede muy a mano, habría que ser muy inútil o haber sido transportado desde un centro de diseño de coches baratos de 1967 para hacer a día de hoy un coche malo ergonómicamente, y más un coche de precio elevado. Sin embargo, sí que es cierto que el espacio trasero no es especialmente amplio, como no resulta cómodo el acceso. Esto es si lo comparamos con el X3, coche más grande, pero también con el Volkswagen Tiguan u otros modelos similares. Puede que haya algún compacto más amplio, lo desconozco por pura falta de interés en ese tipo de coches, pero yo sigo viendo un espacio lógico y apropiado, pues no hablamos de una gran berlina.














Los asientos bien, gracias. Siempre será mejor optar por los que BMW llama deportivos, aunque yo los llamaría sencillamente mejores. De cualquier forma, el asiento básico con la tapicería básica ya transmite un buen grado de solidez y calidad, a la altura del resto. Conviene precisar que los coches caros son mejores que los coches baratos por detalles así. Vale que un Nissan Qashqai cuesta la mitad, pero por dentro es la mitad, ni más ni menos. También se puede optar por una tapicería de cuero que convertirá el coche en un producto de lujo, frente a la funcionalidad de la de serie. Es muy extraño, porque yo creo que necesitaría esa tapicería, pero tras haberlo conducido no me atrevo a decir que sea obligatoria, por puro feeling del coche en general.













La toma de contacto fue breve y por ciudad. Habrá que esperar a que alguien me lo preste, o a que esté disponible en alquiler y yo lo necesite. De comportamiento en carretera, no obstante, ¿merece la pena hablar? Quien haya conducido un Serie 1 sabrá qué esperar de este X1, sin más. Es decir, un comportamiento muy superior a todo lo demás que pueda haber en el mercado en este rango de tamaños (que no precios). Sobre las aptitudes campestres tampoco creo que haya que probarlo para saber que seguramente el coche será capaz de hacer muchísimo más de lo que su comprador tipo le exigirá. Sí puedo comentar que tiene una buena altura libre al suelo, que imagino es el dato más importante en este tipo de vehículos, por encima de ángulos de ataque y salida, o de reductoras inexistentes.















En marcha el coche se muestra muy sólido y rígido, muy ajustado. El motor, en mi caso un 2.0 diesel de 177cv responde con una inesperada (por mí) linealidad, y de forma contundente. El cambio automático, un cambio clásico de convertidor de par, funciona perfectamente y supone la primera opción a añadir al coche. Comprar esto con cambio manual es tan estúpido como comprar un Peugeot 308cc a modo de deportivo, o como beber Heineken en una taberna madrileña. Las reacciones al acelerador son instantáneas, no hay lag del turbo como sí sucede, por ejemplo, en el motor D5 del Volvo XC90. El coche se siente ligero, dentro de lo que cabe, y ágil (es un decir, no lo tengan en cuenta los lectores conductores de Lotus Elise o similares). Pero sobre todo hay algo que llama mucho la atención, y es el estar a bordo de un supuesto SUV, pero ir a medio camino entre la altura de cualquiera de éstos y un compacto normal, quizá un poco por debajo de cómo se va en el Tiguan. Esto es bueno, o malo, o bueno, o no lo sé. Habrá quien lo vea como una ventaja en carretera, por falta de inercias y conducción más “normal”, y habrá quien lo vea como una desventaja al perderse esa altura característica del SUV y sus indudables ventajas en acceso y visibilidad. Añadir, por otra parte, que no me apreció en absoluto ni ruidoso ni tosco, pese a ser la ciudad el enemigo natural de los turbodiésel en cuanto a confort.













Empecé diciendo que BMW ya no sabe qué inventar, afortunadamente. Esto es así, inventan coches que nos resultan extraños, pero que se terminan adaptando a la perfección a la racionalidad más absoluta… si nos olvidamos del precio. Un buen ejemplo es el X6, especie de todo-terreno no apto por campo, coupé de cuatro puertas, vehículo familiar de cuatro plazas y maletero pequeño, más rueda que un Cayenne Turbo S, e incluso con versión M, primera de la saga con turbo. Es la pura contradicción, porque además tiene una estética “peculiar”, pero analizado fríamente es el mejor SUV que un hombre de 40-60 años, casado y con hijos mayores, que nunca se mete por caminos más allá de unas roderas en la finca de Jaime o el acceso adoquinado a la cala donde Cuqui tiene atracado el barco, que busca un coche deportivo que no lo sea realmente, etc… puede comprar. Fríamente, a mí no me cabe duda.

Este BMW X1 es el mejor compacto del mundo. Se conduce como un compacto, pero con un tacto muy superior, propio de coches mucho más grandes. Tiene el tamaño interior de un compacto, y con esa tapicería de tela de serie lo parece aún más, pero se siente más sólido y mejor. Tracción total y altura libre, sin necesidad de ir en un pesado todo-terreno falso, o en una vulgaridad de Rav4 o Grand Vitara.















Hablar de racionalidad en un coche tan caro resulta muy poco evidente, lo sé, pero no pretendan que el X1 cueste lo que un Seat León. ¿El doble? Como si vale el triple, está tan por encima de todo lo demás que el precio como siempre, pudiéndolo pagar, es algo secundario.

Quiero uno, no me cabe la menor duda. Bueno, sí me cabe la menor duda, que no es tan menor. Quiero uno, pero no podría vivir con él siendo consciente de que me he gastado todo ese dinero en un coche casi-todo-terreno que ni siquiera apetece meter por una pista forestal, por muy bien que lo haga. Sería como comprarse un Audi A4 Allroad en vez del Q5. Pero si lo hubieran hecho más corto y un poco más alto, hablaríamos de otro coche. De un Tiguan, por ejemplo, que es más barato (y peor). Quiero uno casi tanto como quiero un Aston Martin V8 Vantage: con varias plazas de garaje que rellenar.

BMW X1 2.0d automático. El mejor compacto del mundo. También el más caro del mundo. No miren más coches si se deciden a comprarlo. Sobre todo, no miren el Mercedes GLK. Los precios parten de menos de 30.000 euros.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Muy buen análisis. Yo ando detrás de comprarme un todocamino y ha sido salir a escena este X1 y desechar por completo el Ford Kuga. Habrá que ahorrar 8.000 euros más pero creo que a la larga (y no tan a la larga) merecerá la pena conducir un BMW.

Un saludo y enhorabuena. Lectura recomendada

Sir Andrew Vickerman dijo...

Todo depende de la capacidad de ahorro de cada uno. Frente a un Ford Kuga, coche realmente bonito, creo que merece la pena cualquier otra cosa. Frente a un Tiguan, ya no lo tengo tan claro, pues ahí ya entramos en una cuestión de gustos dentro de un mínimo de calidad global, y las diferencias de precio ya se hacen más pequeñas.

Lo que tengo claro es que, pese a que Audi prepare el Q3 y de Mercedes se digan cosas similares sobre un hermano pequeño del GLK (un hermano minúsculo, supongo), por arriba me resulta complicado elegir el BMW. Muy complicado, de hecho.

Un saludo, y muchas gracias por leerme.

Anónimo dijo...

Entonces, ¿merece la pena adquirir un X1 frente al Q5?

Saludos

Sir Andrew Vickerman dijo...

Eso ya depende de los gustos de cada uno. Después de haber vuelto a conducir el X1, y sobre todo tras haber sido llevado en él, la elección se complica. Y es que la banqueta trasera del BMW es incómoda, muy incómoda... salvo que seas un niño, claro, en cuyo caso te dará igual.

El Q5 se ve más serio, se siente más sobrio por dentro, más "de adulto" o "de señora de". En campo deben de ser ambos iguales, y por carretera dudo que el Audi sea mucho peor.

El problema del BMW, como siempre, es que no parece tan caro como los otros, hasta que lo equipas y entonces te plantas en otra categoría. Pero el Audi no es más barato, en absoluto. A éste también hay que meterle cantidades obscenas de dinero en equipamiento.

Unknown dijo...

Vuelvo a releerte porque ya tengo precio en firme del X1 y la diferencia respecto al Kuga Titanium (con más extras que el BMW) es de 6.000 euros. El motor sería el mismo, el 140cv. Uno me lo dejan (entregando mi actual coche un C4 berlina del 2005) en 18.000e y el X1 en 24.000. ¿Sigues opinando que merece la pena hacer esa inversión? Estéticamente me gustan los dos casi por igual, quizás más el Ford, pero el interior y los acabados y lo que "pesa" la marca, me decanto claramente por el BMW. ¿Un consejo de última hora para un indeciso?

Gracias de antemano y felicidades por tu blog. Ya anda entre mis favoritos ;-)

Sir Andrew Vickerman dijo...

Pues imagino que dependerá de tu situación económica y de lo que valores esos 6.000 euros. Otra cosa son las diferencias en seguros y mantenimiento.

Si cada vez que veas el BMW vas a lamentar no haberlo comprado, adelante, a por el BMW. Si cada vez que veas el Kuga vas a pensar en dinero, está clara la cosa. De todas formas, en la reventa sacarás más por el BMW que por el Ford.

El Kuga no me disgusta estéticamente (de hecho, creo que eso es imposible, es un coche más que bonito), pero por dentro se me queda corto en todo. Hay mucha diferencia con el BMW. Si el uso es de carretera, mejor el bMW, claro. Si el uso es también de campo, creo que da igual uno que el otro, ambos parecen igual de malos-limitados.

Prueba los dos, dos veces.

 
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