miércoles, 16 de septiembre de 2009

Hotel High-Tech Villamagna

Elegir un hotel no siempre es sencillo, y menos cuando nos movemos en esas categorías indefinidas de supuestos o no supuestos cuatro estrellas, relativamente modernos o “de diseño”, y de tamaño tan mediano como sus precios. Hay muchos, quizá demasiados, y todos son iguales.

Creo que ya lo puedo certificar: todos son iguales. Los hay con más piezas extrañas, los hay con mejores restaurantes, los hay incluso con parking (pocos, muy pocos, y todos con parking de pago). Los hay más nuevos, los hay más ajados. E incluso los hay con neones debajo de la cama, algo que te obliga a decidirte nada más verlo.


















Durante los festejos exhibicionistas del Gay Pride madrileño, me alojé una noche en el hotel con el nombre más indefinido de España: Hotel High-Tech Petit Palace Castellana Villamagna, o algo así. Me van a disculpar que no me ponga a buscarlo, pero es que el batiburrillo de información sobre el mismo establecimiento con distintos nombres (y todas las combinaciones posibles de esa serie de palabras), le quitan a uno las ganas. Sí, ese hotel tiene neones azules bajo las camas, algo que a partir de ahora considero como la maravilla de las maravillas y que quiero instalar en mi casa, aunque me temo que todos los trastos que se suelen guardar bajo las camas enormes hagan sombras extrañas, y mi parquet seguramente no absorberá la luz como la moqueta oscura del hotel. Será cuestión de probar.


















Los del Gay Pride.

Como les digo, todos estos hoteles son iguales. Los hay que están impecables, porque son nuevos, y los hay que no, como es el caso de este Petit High-Palace Tech Villallana Castemagna, cuatro estrellas. En una de las calles que rodean al Hotel Villamagna, auténtica vaca sagrada de la hotelería de superlujo madrileña con toque setentero-ochentero, perpendicular al Paseo de la Castellana, el hotel se construyó dentro de un edificio de oficinas, u ofidicio de edicinas, como acabo de escribir hasta que el Word me ha avisado de que no voy correctamente. Esto hace que la distribución interior sea algo extraña, con un restaurante sin ventanas situado en el sótano, algunas escaleras en el hall, un par de ascensores paralelos, y estrechos pasillos en L que llevan a las habitaciones. Habitaciones que disponen del típico ventanal amplio de aluminio, y que son, por qué negarlo, realmente bonitas.

El hotel se ve algo ajado ya, con manchas de roces en las paredes, una moqueta que en ciertos puntos está en las últimas, una especie de escultura-mural en el hall que no sabes si es así o si le faltan piezas, una recepción algo desordenada… Podría dar la sensación de falta de limpieza, pero no creo que sea así, y apunto más a una falta de mano de pintura, algo que por experiencia sé que transforma cualquier hall o pasillo.














La zona es tranquila, pese a las obras de la calle Serrano y a las del propio Hotel Villamagna. De todas formas, esas obras tendrán que acabarse algún día. Sí puedo decir que no aprecié ruido de tráfico o de gente vociferante, y eso se agradece. Sin embargo, y pese a que el hotel tiene un acceso sencillo en coche, el coche habrá de ser dejado en un parking público de las proximidades.

He dicho que la habitación era bonita, porque lo es. La moqueta oscura, las paredes forradas en marrón, los muebles rectos, la decoración totalmente aséptica y sin motivos específicos, líneas rectas, una cama centrada… Y un gran escritorio con una televisión plana, todo el papeleo típico de los hoteles, y un ordenador portátil a disposición del cliente. Bueno, portátil porque tiene forma de portátil, ya que en realidad está bien atado a la pared con el conveniente candado. No lo utilicé, de todas formas, prefiero usar el mío propio.

















La cama me resultó perfectamente cómoda, incluyendo las almohadas. Desconozco si por la propia configuración del edificio o por qué otro motivo, pese al sofocante calor no tuve que poner el aire acondicionado a lo bestia, y pude dormir tranquilo. Pero lo importante de la cama son los neones que iluminan sus bajos. No me resultó fácil aclararme con los interruptores, pero en cuanto di con ello… ¡qué maravilla! La sensación es de flotar en una especie de OVNI mientras, tumbado en la cama, se hace lo que se tenga que hacer. La luz azul se difumina en la moqueta, y si se apagan todas las demás, deja de verse el suelo. Definitivamente quiero eso en mi casa.














El punto negativo de la habitación es el cuarto de baño. Habrá quien diga esto por el hecho de tener tabiques de cristal, de que para aislarlo de la habitación haya que correr una veneciana que deja al aire el tabique de cristal transparente (por lo que el aislamiento es relativo), de que a uno le tengan que ver cómo se ducha. Bueno, si se va solo no veo problema, y si se va en pareja a un hotel, la verdad, tampoco veo mucho drama ya que, entiendo, se ha dormido con esa persona. Y dormir sobre neones azules obliga a compartir más actividades de cama que el propio sueño, creo yo…

Dejando de lado que sigo sin acostumbrarme a habitaciones dobles con un solo lavabo, me queda claro que la bañera/ducha de las habitaciones de este Palace-Tech Petit-High Castma Villamagallana ha sido diseñada por el enemigo. Sobre el borde de la bañera han colocado una especie de meseta en material sintético, a modo de alero o similar, como intentando cubrir la bañera dándole un toque de líneas rectas más moderno. No es mala idea, pero además de tropezarse uno al entrar y salir, ese alero crea balsas de agua considerables y auténticos estanques entre la pieza y la pared de cristal. Uno se ducha y siente la necesidad de retirar todo esa agua para secar lo que, irremediablemente, se moja y queda sumergido. Y eso no es plan. Es una cuestión de mala ejecución de la obra, nada más, pero que no me explico que siga así. Por otra parte, los productos del baño me parecieron correctos, sin más, como correctas eran presión y temperatura del agua, las toallas, etc…


















No probé el servicio de habitaciones ni el minibar (estaba convencido de que era gratuito, pero resultó que no), pero sí bajé a desayunar. Y nunca mejor dicho lo de bajar, pues hay que ir al sótano, a una sala pequeña y sin luz natural, atendida por un camarero más o menos ausente pero de trato muy agradable. Como el desayuno buffet me parecía caro y excesivo, opté por un continental. Un zumo correcto, un chocolate que creo recordar era Cola-Cao de sobres, una bollería correcta… nada que destacar, algo rápido y sencillo con lo que empezar el día y salir a lo que se tenga que hacer. Definitivamente, no me pareció el desayuno del turista vacacional, y tampoco el buffet sugería eso. Poco más de cinco euros por un desayuno continental en un hotel en Madrid me parece un buen precio, más si lo comparamos con otros hoteles incluso de ciudades pequeñas. No creo que merezca la pena pagar el buffet si no se tiene incluido en el precio de la habitación.

Una salida correcta, una factura bien presentada, una recepcionista muy agradable y un ningún problema (al menos en mi caso) para guardar la habitación hasta un poco más tarde de la hora habitual de salida. Y todo por un coste que apenas pasó de los 100 euros.














En definitiva, un hotel correcto, bien situado, agradable… pero que no veo para el viajero turista, sino más bien para una noche rápida y un uso “ejecutivo” de las instalaciones. Ejecutivo de ejecutar lo que se tenga (o a quien se tenga) que ejecutar. No voy a repetir, como suelo hacer en este tipo de hoteles, pero no por ello voy a dejar de recomendarlo, aunque sea sólo por los neones azules.

High Tech President Castellana, o como parece que lo llaman ahora, C/ Marques de Villamagna, 4, Madrid. Por lo visto, tiene restaurante gastronómico. Se ve que me lo perdí, en beneficio de un sitio llamado Barriga Llena, antro mejicano simpatiquísimo cuya web dice “la panza es primero”. Y es que, seamos realistas, ni los propios hoteleros creen en sus restaurantes gastronómicos de sus hoteles de cuatro estrellas.

1 comentario:

Unknown dijo...

¿qué diferencia existe entre un restaurante gastronómico y uno que no lo es?

 
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