martes, 24 de junio de 2008

Logan II

"La gente compra el Logan porque les parece el producto adecuado a sus necesidades, tanto físicas como económicas, incluyendo en estas últimas unas valoraciones del dinero algo particulares, sin olvidar el motivo pasional de estrenar un coche".

Esa frase la escribí en respuesta a la pregunta de por qué se compran los Dacia Logan, planteada en un famoso foro automovilístico. Creo que resume bastante bien y de forma correcta y respetuosa los motivos que pueden llevar a alguien a comprar un Logan, pero lo cierto es que suena a definición científica o social, de esas que te dejan exactamente igual que como estabas al principio.

Las necesidades físicas quedan descritas directamente en la publicidad del Logan: “hace lo mismo que los demás coches, pero por sólo siete mil y pico euros”. El tema es que esa frase, en un examen tipo test, acepta tanto la respuesta de Verdadero como la de Falso.

















Y es que el coche hace lo que los demás, en tanto en cuanto te lleva de un sitio a otro con la libertad y movilidad que da el transporte privado. Lo que sucede es que no hace las cosas como los demás, y he ahí el punto diferenciador. Terminaba la primera parte de la entrada sobre el Dacia Logan, con una duda planeando sobre mi cabeza: ¿realmente necesitamos más de lo que nos da Logan? Como con cualquier producto, cuando la función está cumplida, todo lo demás podría ser prescindible. Es muy loable que alguien prescinda de todas esas otras cosas para, así, poder permitirse otras que considera más importantes. De hecho, es incluso estúpido no seguir ese comportamiento. Sin embargo, se suele dar entre los defensores y compradores de Logan un componente de crítica feroz ante cualquier otro producto, así como una justificación constante de su compra.

Yo no soy quién para negar las razones personales de cada uno en sus adquisiciones, pero de la misma forma que ellos hacen esas consideraciones, espero que me permitan no comulgar con ellas. Esas manidas excusas de “yo no compro por aparentar”, de llamar pijo a quien ha decidido gastar más dinero en otro producto, de creer que cualquier otro producto se compra por “ser más”… lo siento, pero nunca podré aceptarlas. Evidentemente hay gente que compra lo que no puede pagar. De la misma forma que hay gente que puede pagar lo que compra... y aún así ha de aguantar las consideraciones morales y pseudo-económicas del vecino que, como siempre, asegura haber hecho la mejor adquisición. Pero son consideraciones que están fuera de lugar, y que, además, se desmontan rápidamente desde el momento en el que se desmonta la supuesta economía del Logan. Y sí, este párrafo es además aplicable a cualquier cosa que se pueda comprar, desde un tarro de mermelada a una camisa, pasando por la grifería de los cuartos de baño o algo tan común como un teléfono móvil.
















Pero antes de pasar a comentar el ahorro mágico que parece suponer comprar un Logan, déjenme responder aquí a alguien que aseguró que su Logan era un señor coche.

Evidentemente, es un error pensar así. Un coche que hace su función es un coche, punto. Si no la hace, no es un coche, sino un desastre. Los coches han de servir para lo que se diseñan. Lograr ese objetivo no ha de ser tomado como un triunfo, o una excepción merecedora de halagos y piropos. Porque digo yo que cuando haces algo, lo haces para hacerlo bien....

Que para ellos sea magnífico, pues tanto mejor. Sucede que yo tengo un televisor Philips realmente bonito, plano, de 23 pulgadas. Un buen televisor de una mejor estética, porque en temas de características técnicas imagino que será como cualquier otro del mismo rango. De ahí a decir que es un señor televisor, dista lo que hay entre mi aparato y una Bang-and-Olufsen de 853 pulgadas con passepartout aerodinámico, sonido maxi-surround y mando por telekinesia. ¿Qué hay cosas peores? Pues claro, pero…















Y sin embargo, que exista el Chateau Petrvs o los Muton Rothschild de a cinco mil euros la botella en tienda, no hace que el Vega Sicilia Tinto Valbuena sea precisamente malo. Y todos coincidiremos en que un Enate Carbenet-Suavignon de poco más de 30 euros la botella tampoco es malo, así como en que un Condestable o demás vinillos de 2 euros son, una vez que se conocen el resto, infumables.

Con los coches pasa algo similar. Un Petrvs sería un Supercar como un Enzo; los buenos deportivos y descapotables más populares, tipo 911, Boxster, Elise, Z4, etc... podrían ser ese Vega Sicilia, sea un Único o sea un Valbuena; mi MX5 pasaría por un Pesquera o ese Enate, o qué coño, un Viña Esmeralda de Torres, que es una delicia al alcance de cualquiera (sea para diario en caso de disponer de posibles, o sea para una fiesta ocasional); el Logan es un Don Simón. Y un Don Simón no es un señor vino, aunque los pueda haber peores (Tata Índico, como ejemplo automovilístico, o muchas chatarras rodantes de decimocuarta mano).

Así que lo siento, no es un señor coche. Y es que tampoco es eso lo que pretendían sus creadores, ni mucho menos quienes se decidieron a comercializarlo en nuestro país, en nuestro mercado. Porque nuestro mercado tiene un nivel de exigencia que sitúa lo bueno a una altura que Logan no alcanza en el cómo lo hace, aunque sí lo logre en el qué hace.
















Es cuestión de cada uno el valorar si le gusta el cómo lo hace de las opciones asequibles (más caras) de la oferta automovilística. Habrá quien no lo haga y se decidirá por un Logan, y a mí me parecerá perfecto. Pero que no venga luego a decir nada, con esa manía tan hispánica de justificar cada gasto ante cualquier crítica que pueda surgir.

Volviendo al tema de la supuesta economía o ahorro loganiano, y así cerrando este artículo, decir que alguien en unas condiciones normales se compra un Logan por ahorrar, es (y permítanme recurrir a esta analogía tan vulgar pero tan cierta) como decir que folla por la virginidad. Partamos de la base de que un coche normal nunca es una inversión, sino un gasto. Y que es un producto que, en cuanto se matricula y sale del concesionario, viene a perder aproximadamente un 20 por ciento de su valor, a lo que hay que sumar una devaluación constante hasta un mínimo irrisorio, generalmente superado por los gastos que generaría la venta.

Siempre habrá quien diga que no piensa vender el coche en muchísimos años. Enhorabuena, si además vive en un entorno rural y lo que está haciendo es sustituir un viejo Alfasud por el Logan, habrá encontrado la compra perfecta. O quizá no.












¡Ya va siendo hora de cambiarlo, abuelo!

Pongamos algunos ejemplos de otros productos, y pensemos en una economía doméstica justa, en la que se ingresa lo que se gasta (que no al revés, observen el matiz), salvo en los meses en los que los gastos son superiores. Bien. Si los recursos son escasos, lo que habrá que hacer es maximizarlos, gastándolos de la forma más eficiente posible. Si la leche Carrefour me sienta igual que la Pascual, ahorraré 30 céntimos por litro comprándola. Si los pantalones de GAP en rebajas me duran lo mismo que los Diesel o los Armani Jeans, y no son feos ni pasados de moda, tendré que conformarme con ellos y ahorrar ahí, y seguiré yendo a la moda. O si eso tampoco puedo, compraré los más baratos y, si voy a la moda, será de casualidad.

Lo que no puede ser es ir tan justo tan justo, y pretender estrenar coche. El coche nuevo es un lujo, no un artículo de primera necesidad, porque es de las pocas cosas que nada más haber sido comprado, su precio baja un 20%, como he dicho. Si en vez de 10.000 euros y un coche nuevo me gasto 5.000 y me llevo uno usado, he ahorrado un buen pico. Pensando en la gente que cambia de coche cada cierto tiempo (no cada ciertas décadas), y que además justifica su compra por su escasa capacidad económica o de ahorro, ¿qué hacen comprándose un coche nuevo?

La compra de un coche nuevo es un acto totalmente pasional, pues existe un amplísimo mercado de segunda mano lleno de coches que no pierden mucho valor y que funcionan perfectamente, siendo generalmente mejores productos que los Logan. Parece que Mr. Ahorro Sensato de Compramaestra se nos vuelve un poco hipócrita cuando mira hacia el lado de los coches nuevos, en vez del lado de los usados. ¿No quedamos en que queríamos ahorrar dinero?















La cuenta es sencilla: un Logan vale unos 9.000 euros, y con cinco años igual logramos venderlo por 4.000 euros. Habremos ido perdiendo mil euros anuales, sin contar con el coste de oportunidad de dicha cantidad, es decir, lo que podría haber generado en inversiones seguras. No olvidemos que estamos hablando de una economía en la que mil euros supone una cantidad muy importante (tanto como para mirar coches baratos del mercado). Si hubiésemos comprado un Megane Classic, por no salirnos de la marca, con unos 10 años, habríamos gastado unos 4.000 euros, que supondrían un ahorro de 5.000 euros con respecto al Logan, sin contar con los costes de la más que probable financiación de la compra del coche nuevo. Vendido a los cinco años, todo lo que nos dieran sería pura ganancia con respecto a la compra del Logan. Vendidos ambos a los 10 años, seguiría habiendo una diferencia considerable, más si hemos aprovechado la diferencia inicial de compra para generar intereses.

Pero claro, no se quiere renunciar al hecho de estrenar coche nuevo. Eso, le pese a quien le pese, no es economía ni es ahorro. Y lo mismo sucedería de irnos a por coches más modernos de la misma gama. Creo que un Logan es una magnífica compra a largo plazo, y más cuando se compra usado y uno se ahorra esa devaluación inicial. Es cuestión de cada economía el mirar si el thrill de estrenar coche compensa el gasto extra.

Quienes compran barato para poder invertir en otras cosas, puede que estén cometiendo el mismo error, aunque en su caso se entiende que sí están en condiciones de pagar ese suplemento por estreno de coche.

Y digo esto porque, a día de hoy, el mercado de usados tiene coches lo suficientemente baratos como para que el ahorro sea importante, lo suficientemente modernos como para que no sean unas cascarrias insufribles, y lo suficientemente sencillos mecánicamente para que sean reparados en cualquier lado.















Que no son así todos…

Volviendo al ejemplo de los vinos, en este sentido vemos que no es válido, en tanto en cuanto no existe el vino de segunda boca… aunque lo cierto es que hay bebidas más baratas que hidratan igualmente, siendo una muy conocida… llamada agua.

A mí no me la dan con queso, aunque sea queso rumano. Y como no vivo en los Cárpatos y me gusta tanto conducir como velar por mis intereses económicos, como darme caprichos, prefiero otras cosas. Allá cada cual con sus gastos y sus dineros, de cualquier forma.

Dacia Logan. Todas estas consideraciones son pura y llanamente personales. Queda claro que ese producto no se adapta a mis necesidades. Como ha de quedar claro que no niego el derecho a disfrutar de un coche nuevo a nadie, y que hablo de ahorro en términos económicos, ya que a veces el ahorro en preocupaciones y tiempo que supone un coche nuevo (a veces), puede llegar a compensar el gasto extra que supone su compra.

7 comentarios:

elmonstre dijo...

Has dado en el clavo.

Totalmente de acuerdo.

Anónimo dijo...

Estoy totalmente en desacuerdo con el artículo, que desentona en absoluto con este magnífico blog, en mi modesta opinión.

El quiz de la cuestión es, precisamente el último párrafo del mismo.

Habrá gente para la que es absurdo adquirir un Vega Sicilia Único por más de 200 euros o, incluso, un Marqués de Cáceres Crianza por 6 o 7 euros, simplemente porque no les interesan los vinos. Se meten un Don Simón para el cuerpo y se quedan tan a gusto porque no aprecian la diferencia.

Pues esto es igual, cuando hablamos de un artículo que es lo segundo más caro que compra el consumidor medio, lo primero evidentemente es su vivienda, hablamos de mucho dinero para cualquier economía no multimillonaria.

Y habrá gente que únicamente precise un vehículo que le lleve de A a B sin problemas pero también sin pretensiones, y coincidiendo precisamente con la última parte del artículo, que no le de los dolores de cabeza que le puede proporcionar un coche usado sobre todo para un no entendido en la materia.

Eso sin contar que, dada la configuración del coche en cuestión, a mi no me vendría nada mal como segundo o tercer vehículo para andar con él cuando vaya al pueblo.

Un saludo.

Luis.

Sir Andrew Vickerman dijo...

Evidentemente, el quid de todo el assunto es el último párrafo, en el que dejo bien claro que son mis consideraciones personales. Consideraciones que se basan en dos asuntos principales: la calidad del producto, y la economía del mismo. Asuntos que han de verse como algo independiente cuando hablo de la calidad y hago una analogía con otros productos (vinos, en este caso), y como algo conjunto cuando hablo de la economía y del "qué me ofrece" por cuánto dinero.

Sobre la calidad y la comparación con un vino, quien niegue la diferencia entre un "vinillo" y un Valbuena, por ejemplo, lo hará por pura tozudez, ya que es una diferencia tan palpable como la que hay entre morder una cebolla y morder una pera.

Sobre la economía, lo resumo en una frase ya dicha: comprar un coche nuevo por ahorrar dinero (que no otras cosas), suele ser como follar por la virginidad.

Anónimo dijo...

Me he agenciado un ford Mondeo mkI con apenas 80.000 km y me lo han regalado por no llevarlo al desguace, todo en perfectas condiciones. Esto es ahorro. Don simón sí, pero gratis.

Anónimo dijo...

A mi me flipan los prototipos. Mirad ESTA MARAVILLA.

Anónimo dijo...

Sinceramente tengo que decir que me encanta tu blog. De un tema que con dos párrafos hay suficiente, sacas jugo de donde sea, elaborando así un texto que merece mi aplauso y el de muchos más.

En cuanto al coche, apuntar que ahora ha recibido una pequeña renovación exterior que hace que parezca un poco menos desgraciado estéticamente hablando. Igualmente, el Logan es un coche para los que quieren algo que les lleve, sea espacioso, sencillo y barato.

Saludos!

Anónimo dijo...
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