Nota previa: esta entrada es una actualización de la que publiqué en su momento, motivada por puntualizaciones que me hicieron algunos conocedores de la inmundicia con ruedas de la que voy a hablar.
De eso que miras el calendario, te pones a contar y pierdes la cuenta. Fue allá por abril de 2012 la última vez que había viajado a España, lo que hacían como cuatro años y medio sin pisar tierra patria. Para más detalle, no pisaba Europa desde noviembre de aquel mismo año. Y claro, uno al llegar pues como que se queda un poco sorprendido, no tanto por el general del país, sino por algunas particularidades que, con el tiempo, se habían fijado de forma diferente en mi cabeza. El vocerío y la mala educación en el aeropuerto no fueron, sin embargo, algo que no me pudiese esperar. Es tremendo.
De eso que miras el calendario, te pones a contar y pierdes la cuenta. Fue allá por abril de 2012 la última vez que había viajado a España, lo que hacían como cuatro años y medio sin pisar tierra patria. Para más detalle, no pisaba Europa desde noviembre de aquel mismo año. Y claro, uno al llegar pues como que se queda un poco sorprendido, no tanto por el general del país, sino por algunas particularidades que, con el tiempo, se habían fijado de forma diferente en mi cabeza. El vocerío y la mala educación en el aeropuerto no fueron, sin embargo, algo que no me pudiese esperar. Es tremendo.
Así, pero a voces
He de decir que este artículo lo empecé a escribir en
septiembre del año pasado, que es cuando hice el viaje. Por designios del
maligno, seguramente, lo he ido dejando y dejando. Creo que los motivos de tal
desgana serán palpables en cuanto empiece a hablar del coche, si es que termino
haciéndolo.
Como decía, pese a mantener mi nacionalidad intacta, el
shock cultural fue palpable. La primera sorpresa, realmente agradable, fue ver
que los taxistas en Madrid, al menos los que yo cogí, eran personas amables y
con ganas de ayudar. Tenía grabado un recuerdo de estafas, de descamisados, de
coches de mierda, de radios horribles, etc… Y lo cierto es que pocos taxis
había cogido yo en Madrid, pero aquella era la imagen. Suerte o no, el caso es
que la sorpresa fue, como digo, sorprendente en lo positivo.
Taxis en Oviedo
Luego viajé a Asturias y en Oviedo sí que volví a tomar
taxistas de todo pelaje. Desde el físico nuclear apasionado de los átomos, tal
y como me contó en los 10 minutos de trayecto que hice con él, al fan de Paco
Paesa relatando extasiado la azarosa vida del espía metido a diplomático,
pasando por el elitista del Mercedes E que criticaba la calidad del programa de
actuaciones de las fiestas de San Mateo, o uno realmente insolente y/o carapijo
que devolvía aquellos recuerdos infames antes descritos. Lo que me llevó a
pensar que quizá lo de Madrid había sido un espejismo.
Shorts
La cerveza no se me había olvidado, o casi. Suele pasar que,
de regreso a Laos tras una temporada, el primer trago de BeerLao me sabe a
gloria. Es claro y evidente que el primero de Mahou no podría ser menos. La
compañía también ayudaba, todo sea dicho, y es que cenar con gente a la que no
ves desde hace muchos años, pero con la que tienes trato a diario, pues como
que mola. La comida, no obstante, tampoco es que la echase de menos, más que
nada porque ciertas cosas las hago yo a menudo y, claro, como en casa en ningún
lado.
Carretera nacional, evidentemente
He dicho que había dejado este artículo a medias desde
septiembre. Habría querido olvidarme del coche, me temo, pero es deuda con el
lector el comunicar mis desvaríos y también convendrá darle uso a las fotos y a
las notas que del evento hice.
Lo cierto es que me gustaría seguir escribiendo de otros
temas. De hecho, ahora mismo estoy en un avión bastante viejuno de Bangkok
Airways, con destino a Yangon, y me queda casi una hora y media de vuelo por
delante. Eso es mucho, especialmente cuando vas encajonado junto a una alemana
vegana, y tras tres señoronas birmanas que se han pedido un menú especial hindú
que huele que pica. Al menos la azafata es una monada y no para de sonreír,
pero no le voy a hacer caso a su oferta culinaria, ya cenaré en casa.
En fin, que me lío y esto es más alargar la agonía que otra
cosa, así que mejor cierro el asunto del Renault Kandajar y describo la
aberración. O quizá no, dado que antes de continuar seguramente convenga explicar los motivos por los que caí en semejante ignominia. Y es que, como ya creo haber comentado en otra ocasión, alquilar un coche en Asturias es una tarea imposible. Primero, nunca hay coches interesantes. Pero es que eso es si los hay. Sucedió que quise alquilar justamente antes de un puente, y por más que busqué, no encontré nada ni en Oviedo ni en Gijón. Así de simple. tuve que ir al aeropuerto, y ahí sólo tenían coches Europcar y Hertz. Se estaban "desflotando", según me explicó uno de los trabajadores. Que no es que dejen de flotar, sino que envían sus flotas de coches de vuelta a Madrid, o a donde quiera que los hayan traído, y se quedan con unos mínimos para tirar el resto del año hasta la siguiente temporada. Y claro, así llega uno un día y se encuentra con ese panorama desolador. Y tiene que alquilar un Kadjar pues, de lo presente, es lo más grande y con mejores vistas que parece haber en el parking. Y viniendo de turismo con gente de fuera, qué menos que coger algo desde lo que se pueda ver el paisaje.
Vamos, pues, con el coche. A modo de resumen: es el coche más ofensivo que he conducido nunca. Otro resumen posible: debería de haber cogido el BMW 116d de tres cilindros, esa fue la sensación que tuve al devolver el Renault. Y me voy a explicar, porque así leído no parece tener mucho sentido.
Vamos, pues, con el coche. A modo de resumen: es el coche más ofensivo que he conducido nunca. Otro resumen posible: debería de haber cogido el BMW 116d de tres cilindros, esa fue la sensación que tuve al devolver el Renault. Y me voy a explicar, porque así leído no parece tener mucho sentido.
Renault Kadjar, publicitario
De entrada el coche es feo. No se sabe lo que es, si
familiar inflado, monovolumen levantado, todo terreno agachado, o bloque
infecto asalchichado con ínfulas. En realidad, visto desde ciertos ángulos, no
es tan feo. Pero es anodino a más no poder. Y es grande, de eso no cabe duda. O quizá sí la quepa, no lo sé. Lo
que es cierto es que por dentro no es tan grande, o no lo parece. O quizá sí.
Es tal la desgana que produce que uno sólo sabe que va en un Renolón gigante
cual oficinista de siderurgia en fin de semana, dicho esto con todos mis
respetos al colectivo administrativo de las empresas del metal, pero es que no
se me ocurría otro trabajo más aburrido.
Interior, pero en plan catálogo que todo luce más y mejor
Los asientos son un ni fu ni fa, vas ahí montado y te crees algo, supongo, pero no provoca ninguna
ilusión el subirse en ellos. Son duros, que es lo que le da como sensación de
calidad, pero en realidad no lo son tanto, es sencillamente un coche nuevo. El
resto del interior es puro Renault, con piezas y botones que se diría ya venían
en los Clio y Espace de hace 15 años, y todo con ese tacto gomoso y plastiquero.
El maletero es pequeño, sobre todo si tenemos en cuenta el
tamaño del coche. No sólo eso, la boca de carga queda muy alta y el portón se abre entero hacia arriba. Creo recordar
que en el otro SUV que tenía Renault, uno así como muy feo que parecía que le
había mordido el culo un caballo, la tapa se abría mitad hacia abajo y mitad
hacia arriba, como en el Range Rover o en el anterior XC90 (desconozco si el
actual es así, pues no he visto ninguno aún). Esa es una solución más apropiada
en estos coches, al menos te permiten sentarte a comer el bocadillo de sardinas
o la empanada en el área de descanso del monte más cercano a tu domicilio, o en
el parking de la gran superficie a la que ir de paseo los fines de semana.
Pero, sobre todo, es pequeño. Y viene con trampa: debajo del suelo hay otro
espacio vacío que, en realidad, no sabes con qué llenarlo: no cabe una maleta,
no cabe una bolsa de viaje, tampoco cabe la compra salvo que hayas comprado
cajas de varitas de merluza congeladas o varios packs de latas de refresco de
naranja. Porque la gente que compra estos coches come y bebe esas cosas, quiero
creer.
Maletero con silla
Miren la foto adjunta. Sé que no es costumbre en mí el
centrarme tanto en el maletero, pero es que esto es impresentable. Lo gris con
ruedas y tejido como marrón rojizo es una silla de bebé. No hablamos de silla
de gemelos o del trono del mismísimo Rey en el exilio de Laos. Es una simple
silla, marca Cool Kids y que, por los 300 dólares o menos que costó, desde aquí
recomiendo a quien la pueda y quiera comprar. No cabe. La bolsa de al lado es
una bolsa de cosas de bebé, normal y corriente. Con esas dos cosas, todo el
maletero usable queda ocupado, excepto el aire por encima de la bandeja y esa
especie de sótano maleteril que se esconde bajo el suelo.
En conducción la cosa se muestra asquerosa y morrona, como
no podía ser de otra manera. El motor tira lo que tira, que no está mal, pero
todo se acaba ahí. El placer es nulo. Yo soy mucho de valorar el placer por lo
que es la conducción, pero también por lo que significa el viaje. Por ejemplo,
en el XC90 todo era un poco el horror en carretera, pero lo compensaba con un
gran confort, un buen silencio de marcha y, por qué negarlo, esa buena
sensación que se te queda cuando lo aparcas, lo cierras y, al irte, lo vuelves
a mirar. Porque si no miras tu coche al alejarte de él cada vez que lo aparcas,
sencillamente no tienes el coche que deberías. El Renault Kandajar este no lo
quieres mirar, como tampoco quieres que te vean bajarte de él.
Cuadro tocando las narices
En marcha todo es ofensivo, más allá de las miserias de la respuesta del
motor o del tacto de todos los mandos. No hay cuentavueltas, sino un rollo que
pone ECO y un semicírculo verde que se torna en otro color cuando aceleras. ¿Pero
qué porras es eso de ECO? Vas en casi dos toneladas de chapa y plástico movidas
por un motor cancerígeno que funciona mal, atufa y da asco, y se atreven a
llamarlo “ECO”. En el centro unos números gordos te dicen lo rápido que vas, lo
que es bueno porque cuanto más rápido vayas, menos tiempo vas a estar ahí
metido, y debajo unos más pequeñitos te cuentan lo que el ordenador considere
que te ha de contar, aunque a veces te salen mensajes. “Desabrochado el
cinturón trasero”.
Me comunican que ese modo ECO puede ser desactivado y que el coche anda y se muestra como coche. Me cuesta creer que el comportamiento vaya a cambiar. Estos modos ECO, normal y Sport en realidad tienden a ser algo como "mal", "muy mal" e "intolerable". Pero como desconozco las posibilidades de configuración del Kadjar, lo dejaré aquí.
Me comunican que ese modo ECO puede ser desactivado y que el coche anda y se muestra como coche. Me cuesta creer que el comportamiento vaya a cambiar. Estos modos ECO, normal y Sport en realidad tienden a ser algo como "mal", "muy mal" e "intolerable". Pero como desconozco las posibilidades de configuración del Kadjar, lo dejaré aquí.
Y el coche pita por todo. Es un no parar. Que si la puerta,
que si las luces, que si el cinturón, que si mil cosas más. ¿Pero qué cojones?
Yo no quiero un coche que me ande pitando cual niño repipi, no lo soporto.
Cuadro diciendo que cambies de marcha
Recuerdo que el coche tenía un sistema de arranque en
pendiente, que es un truño que hace que se te cale el coche si pretendes salir
como sale la gente que sabe usar los pedales de un coche con cambio manual.
También te dice que cambies de marcha, siguiendo criterios que pasan por
mantener el motor a regímenes ridículos.
3 comentarios:
Está claro que el manual no lo has leído, vaya tela, pues es lo primero que tienes que hacer antes de despotricar.
Bonjour à tous, je m'appelle Fumo Sadiku vivant à Malindi City au Kenya.Je veux en dire un peu plus sur un homme au bon cœur appelé Benjamin Breil Lee travaillant avec le service de financement en tant qu'agent de crédit, M. Benjamin Breil Lee m'a aidé à obtenir un prêt de 37.115.225.00 Shillings sur mon temps d'essayer d'essayer de me remettre sur pied pour élever mon entreprise, je sais qu'il y a certains d'entre vous ici qui ont des difficultés financières pour parler à M. Benjamin sur l'application + 1-989-394-3740 Ou aussi avec son e-mail personnel sur 247officedept@gmail.com Je suis si heureux de ce qu'il a fait pour moi et pour son comptable bancaire ainsi que comptable Hernandez Lucas Merci beaucoup pour votre travail bien fait.
No estás más bobo porque no te entrenas, yo he tenido el dci de 130 cv en su día y va de fábula ese motor, otra cosa es que seas tan paleto de no leerte el manual y no saber que casi todos los coches con cuadro digital son configurables, si te molestan las ayudas a la conduccióno a la de tu propia seguridad, pues desactivas las que se puedan y listo . Te habrás quedado agusto, de hablar de una cosa de la que no tienes ni idea.
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